Escrito
por Tristan Tzara (Rumania
1896 – Francia 1963) y publicado en 1918 en el número 3 de la revista DADA de
Zurich, el Manifiesto Dada es el primer manifiesto del
movimiento dadaísta. El dadaísmo es un movimiento cultural y
artístico creado con el fin de contrariar las artes, que surgió en 1916 en el Cabaret Voltaire en Zúrich (Suiza). Fue propuesto por Hugo Ball,
escritor de los primeros textos dadaístas.
El
Dadaísmo surgió del desencanto que sentían esos artistas al vivir en la Europa
del periodo tardío de la Primera Guerra Mundial y, posteriormente,
de la actitud de rebelión hacia la abulia y desinterés social característico de
los artistas del periodo de entreguerras.
Otros
textos importantes para la historia del dadaísmo son: el Manifiesto
sobre el amor débil y el amor amargo, también de Tzara, leído en París el
12 de diciembre de 1920 en la Galería Povolozky y publicado posteriormente en
el número 4 de la revista La vie des lettres también de París
y la plaquette de ocho folios sin numerar La premiere aventure celeste
de Mausleur Antipyrine, que Tzara escribió y publicó en Zurich en 1916.
Ahora bien, el manifiesto de 1918 es sin duda alguna el texto más significativo
de los que publicó el artista rumano y el más explícito en sus intenciones.
La magia de una
palabra—DADA— que ha puesto a los periodistas ante la puerta de un mundo imprevisto, no tiene para nosotros ninguna importancia
Para lanzar un manifiesto es necesario: A, B,C. Irritarse y aguzar las alas para conquistar y
propagar muchos pequeños y grandes a, b, c, y afirmar, gritar, blasfemar,
acomodar la prosa en forma de obviedad absoluta, irrefutable, probar el propio non plus ultra y sostener que la novedad se
asemeja a la vida como la última aparición de una cocotte prueba
la esencia de Dios. En efecto, su
existencia ya fue demostrada por el acordeón, por el paisaje y por la palabra
dulce. Imponer el propio A.B.C. es algo natural, y, por ello, deplorable. Pero
todos lo hacen bajo la forma de cristal-bluff-madonna o de sistema monetario,
de producto farmacéutico o de piernas desnudas que invitan a la primavera
ardiente y estéril. El amor por lo nuevo es una cruz simpática que revela un amiquemeimportismo,
signo sin causa, frágil y positivo. Pero también esta necesidad ha envejecido.
Es necesario animar el arte con la suprema simplicidad: novedad. Se es humano y
auténtico por diversión, se es impulsivo y vibrante para crucificar el
aburrimiento. En las encrucijadas de las luces, vigilantes y atentas, espiando
los años en el bosque. Yo escribo un manifiesto y no quiero nada y, sin
embargo, digo algunas cosas y por principio estoy contra los manifiestos, como,
por lo demás, también estoy contra los principios, decilitros para medir
el valor moral de cada frase.
Demasiado cómodo: la aproximación fue inventada por los impresionistas. Escribo
este manifiesto para demostrar cómo se pueden llevar a cabo al mismo
tiempo las acciones más contradictorias con un único y
fresco aliento; estoy contra la acción y a favor de la contradicción continua, pero también estoy
por la afirmación. No estoy ni por el pro ni por el contra y no quiero explicar
a nadie por qué odio el sentido común.
Autómatas
republicanos, 1920, George Grosz, (Nueva York,
Metropolitan Museum)
DADA— he aquí la
palabra que lleva las ideas a la caza; todo burgués se siente dramaturgo, inventa distintos discursos y, en lugar de
poner en su lugar a los personajes convenientes a la calidad de su
inteligencia, crisálidas en sus sillas, busca las causas y los fines (según el
método psicoanalítico que practica) para dar consistencia a su trama, historia
que habla y se define. El espectador que trata de explicar una palabra es un
intrigante: (conocer). Desde el refugio enguantado de las complicaciones
serpentinas hace manipular sus propios instintos. De aquí nacen las desgracias
de la vida conyugal.
DADA no significa nada. Si alguien lo considera inútil,
si alguien no quiere perder su tiempo con una palabra que no significa nada
[...] Por los periódicos sabemos que los negros kru llaman dadá al
rabo de la vaca sagrada. El cubo y la madre en cierta comarca de Italia reciben
el nombre de dadá. Un caballo de batalla en francés, la nodriza, la
doble afirmación en ruso y en rumano: dadá.
Configuración (ombligo,
camisa y cabeza), 1927-1928, Jean Arp, (Basilea, Öffentliche
Kunstmuseum).
Si alguien lo
considera inútil, si alguien no quiere
perder tiempo por una palabra que no significa
nada….El primer pensamiento que se agita en estas cabezas es de orden
bacteriológico…, hallar su origen etimológico, histórico o psicológico por lo
menos. Por los periódicos sabemos que los negros Kru llaman al rabo de la vaca
sagrada: DADA. El cubo y la madre en una cierta comarca de Italia reciben el
nombre de DADA. Un caballo de madera, la nodriza, la doble afirmación en ruso y
en rumano DADA. Sabios periodistas ven en todo ello un arte para niños,
otros santones Jesús habla a los niños, el retorno a un primitivismo seco y
estrepitoso, estrepitoso y monótono. No es posible construir la sensibilidad
sobre una palabra. Todo sistema converge hacia una aburrida
perfección, estancada idea de una ciénaga dorada, relativo producto humano. La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto; ni alegre; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmósferas. Una obra de arte nunca es bella por decreto, objetivamente y para todos. Por ello, la crítica es inútil, no existe más que subjetivamente, sin el mínimo carácter de generalidad. ¿Hay quien crea haber encontrado la base psíquica común a toda la humanidad? El texto de Jesús y la Biblia recubren con sus amplias y benévolas alas: la mierda, las bestias, los días. ¿Cómo se puede poner orden en el caos de infinitas e informes variaciones que es el hombre? El principio «ama a tu prójimo» es una hipocresía. «Conócete a ti mismo» es una utopia más aceptable porque también contiene la maldad. Nada de piedad. Después de la matanza todavía nos queda la esperanza de una humanidad purificada. Yo hablo siempre de mí porque no quiero convencer. No tengo derecho a arrastrar a nadie a mi río, yo no obligo a nadie a que me siga. Cada cual hace su arte a su modo y manera, o conociendo el gozo de subir como una flecha hacia astrales reposos o el de descender a las minas donde brotan flores de cadáveres y de fértiles espasmos. Estalactitas: buscarlas por doquier, en los pesebres ensanchados por el dolor, con los ojos blancos como las liebres de los ángeles.
perfección, estancada idea de una ciénaga dorada, relativo producto humano. La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto; ni alegre; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmósferas. Una obra de arte nunca es bella por decreto, objetivamente y para todos. Por ello, la crítica es inútil, no existe más que subjetivamente, sin el mínimo carácter de generalidad. ¿Hay quien crea haber encontrado la base psíquica común a toda la humanidad? El texto de Jesús y la Biblia recubren con sus amplias y benévolas alas: la mierda, las bestias, los días. ¿Cómo se puede poner orden en el caos de infinitas e informes variaciones que es el hombre? El principio «ama a tu prójimo» es una hipocresía. «Conócete a ti mismo» es una utopia más aceptable porque también contiene la maldad. Nada de piedad. Después de la matanza todavía nos queda la esperanza de una humanidad purificada. Yo hablo siempre de mí porque no quiero convencer. No tengo derecho a arrastrar a nadie a mi río, yo no obligo a nadie a que me siga. Cada cual hace su arte a su modo y manera, o conociendo el gozo de subir como una flecha hacia astrales reposos o el de descender a las minas donde brotan flores de cadáveres y de fértiles espasmos. Estalactitas: buscarlas por doquier, en los pesebres ensanchados por el dolor, con los ojos blancos como las liebres de los ángeles.
Así nació DADA, de una
necesidad de independencia, de desconfianza hacía la comunidad. Los que están con
nosotros conservan su libertad. No reconocemos ninguna teoría. Basta de
academias cubistas y futuristas, laboratorios de ideas formales. ¿Sirve el arte para
amontonar dinero y acariciar a los gentiles burgueses? Las rimas acuerdan su tintineo con las monedas y la
musicalidad resbala a lo largo de la línea del vientre visto de perfil. Todos
los grupos de artistas han ido a parar a este banco a pesar de cabalgar
distintos cometas. Se trata de una puerta abierta a las posibilidades de
revolcarse entre muelles almohadones y una buena mesa.
ABCD,
Autorretrato, 1921, Raoul Hausmann, (Nueva York,
Metropolitan Museum). Raoul Hausmann (Viena 1886 – Limoges 1971) considerado
por el régimen nazi como «artista degenerado», tuvo que abandonar Alemania en
1933; viaja a Europa y se instala en Francia a partir de 1944.
Aquí echamos el ancla
en la tierra feraz. Aquí tenemos derecho a proclamar esto porque
hemos conocido los escalofríos y el despertar. Fantasmas ebrios de energía,
hincamos el tridente en la carne distraída. Rebosamos de maldiciones en la
tropical abundancia de vertiginosas vegetaciones: goma y lluvia es nuestro
sudor, sangramos y quemamos la sed.
Nuestra sangre es vigorosa.
Nuestra sangre es vigorosa.
El cubismo nació del
simple modo de mirar un objeto: Cezanne pintaba una taza veinte centímetros más
abajo de sus ojos, los cubistas la miran desde
arriba complicando su aspecto sección perpendicular que sitúan a un lado con
habilidad (me olvido de los creadores ni de las grandes razones de la a. que
ellos hicieron definitivas). El futurismo ve la misma traza un movimiento
sucesivo de objetos uno al lado del otro, añadiéndole maliciosamente alguna
línea—fuerza. Eso no quita que la buena o mala, sea siempre una inversión
de capitales intelectuales.
El nuevo pintor crea
un mundo cuyos elementos son sus mismos medios, una obra sobria y definida, sin
argumento. El artista nuevo protesta: ya no pinta
(reproducción simbólica e ilusionista), sino que crea directamente en piedra,
madera, hierro, estaño, bloques de organismos móviles a los que el límpido
viento de las a inmediatas sensaciones hacer dar vueltas en todos los sentidos.
Sin
título – Dada, hacia 1922, Max Ernst, (Madrid, Museo
Thyssen-Bornemisza). Esta pintura está basada en la idea de la desorientación
sistemática, donde el encuentro casual entre objetos de uso cotidiano y formas
inventadas se transforma en una composición irónica y arbitraria.
Toda obra pictórica o
plástica es inútil; que, por lo es un monstruo capaz de dar miedo a los
espíritus serviles y no algo dulzarrón para servir de ornamento a los
refectorios de esos animales vestidos de paisano que ilustran tan bien esa
fábula triste de la humanidad.
Un cuadro es el arte que se
encuentren dos líneas geométricas que se ha comprobado que son paralelas, hacer
que se encuentren en un lienzo, ante nuestros ojos, en una realidad que nos
traslada a un mundo de otras condiciones y posibilidades. Este mundo no está
especificado ni definido en la obra, pertenece en sus innumerables variaciones
al espectador. Para su creador la obra carece
de causa y de teoría. Orden = desorden; yo = no-yo; afirmación = negación; éstos son los fulgores
supremos de un arte absoluto. Absoluto en la pureza de cósmico y ordenado caos,
eterno en el instante globular sin duración, sin respiración, sin luz y sin
control.
Amo una obra antigua
por su novedad. Tan sólo el contraste nos liga al pasado. Los escritores que enseñan la moral y discuten o mejoran la base
psicológica, tienen, aparte del deseo oculto del beneficio, un conocimiento
ridículo de la vida que ellos han clasificado, subdividido y canalizado. Se
empeñan en querer ver danzar las categorías apenas se ponen a marcar el compás.
Sus lectores se carcajean y siguen adelante: ¿con qué fin? Hay una literatura
que no llega a la masa voraz. Obras de creadores nacidas de una auténtica
necesidad del autor y sólo en función de sí mismo. Consciencia de un supremo
egoísmo, en el que cualquier otra ley queda anulada.
La
Virgen Maria castigando al Niño Jesús, 1926, Max Ernst, (Colonia,
Ludwig Museum). Con esta sátira, que hace alusión al «Cupido castigado» de la
Antigüedad, y a las representaciones cristianas de la vida de Jesús (los tres
testigos que se asoman por la ventana son André Breton, Paul Eluard y el
pintor), el artista pretendía liberarse del mismo tipo de castigo que de niño
había recibido de su padre. Por otro lado, esta obra (que ya había provocado un
escándalo en Colonia), hace referencia a las obras manieristas de Pontormo o
de Parmigianino, a
la pintura metafísica de
De Chirico, y se anticipa a las escenas surrealistas.
Cada página debe
abrirse con furia, ya sea por serios
motivos, profundos y pesados, ya sea por el vórtice y el vértigo, lo nuevo y lo
eterno, la aplastante espontaneidad verbal, el entusiasmo de los principios, o
por los modos de la prensa. He ahí un mundo vacilante que huye, atado a los cascabeles
de la gama infernal, y he ahí, por otro lado, los hombres nuevos, rudos,
cabalgando a lomos de los sollozos.
He ahí un mundo
mutilado y los medicuchos literarios preocupados por mejorarlo. Yo os digo: no
hay un comienzo y nosotros no temblamos, no somos unos sentimentales. Nosotros
desgarramos como un furioso viento la ropa de las nubes y de las plegarias y
preparamos el gran espectáculo del desastre, el incendio, la descomposición.
Preparamos la supresión del dolor y sustituimos las lágrimas por sirenas
tendidas de un continente a otro. Banderas de intensa alegría viudas de la
tristeza del veneno. DADA es la enseñanza de la abstracción; la publicidad y
los negocios también son elementos poéticos.
Yo destruyo los
cajones del cerebro y los de la organización social: desmoralizar por doquier y
arrojar la mano del cielo al infierno, los ojos del infierno al cielo, restablecer la rueda fecunda de un
circo universal en las potencias reales y en la fantasía individual.
La filosofía, he ahí
el problema: por qué lado hay que empezar a mirar la vida, Dios, la idea y
cualquier otra cosa. Todo lo que se ve es falso. Yo no creo que el resultado negativo sea más
importante que la elección entre el dulce y las cerezas como postre. El modo de
mirar con rapidez la otra cara dc una cosa para imponer directamente la propia
opinión se llama dialéctica, o sea, el modo de regatear el espíritu de las patatas frutas bailando a
su alrededor la danza del método.
La
novia, 1927, Hannah Höch, (Berlín, Berlinische
Galerie)
Registro con suficiente exactitud el progreso, la ley, la moral y todas las
demás bellas cualidades de que tantas personas inteligentes han discutido en tantos libros para llegar, al
fin, a confesar que cada uno, del mismo modo, no ha hecho más que bailar al
compás de su propio y personal bumbúm y que, desde el punto de vista de tal
bumbúm, tiene toda la razón: satisfacción de una curiosidad morbosa, timbre
privado para necesidades inexplicables; baño; dificultades pecuniarias;
estómago con repercusiones en la ‘ida; autoridad de la varita mística formulada
en el grupo de una orquesta fantasma de arcos mudos engrasados con filtros a
base de amoniaco animal. Con los impertinentes azules de un ángel han enterrado
la interioridad por cuatro perras de unánime reconocimiento.
El Dadaísmo se manifiesta contra la belleza eterna,
contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contra la
inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y
contra lo universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad
del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica
contra la intemporalidad, la contradicción, el "no" donde los demás
dicen "sí" y el "sí" donde los demás dicen "no";
defiende el caos contra el orden y la imperfección
contra la perfección. Por tanto, en su rigor negativo, también está contra
el modernismo, y las demás vanguardias: el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo, acusándolos, en última instancia, de ser sucedáneos
de cuanto ha sido destruido o está a punto de serlo. La estética dadaísta niega
la razón, el sentido, la construcción del consciente. Sus formas expresivas son
el gesto, el escándalo, la provocación. Para el Dadaísmo, la poesía está en la
acción y las fronteras entre arte y vida deben ser abolidas.
El
molinillo de chocolate I, 1914, Marcel Duchamp,
(Philadelphia Museum of Art)
En
Europa, se forman nuevos grupos en Berlín (1918-1923) con R. Huelsenbeck, Raoul
Hausmann, Johannes Baader, John Heartfield y George Grosz que aportan a sus
obras, marcadas ya sea por el expresionismo o por el cubo-futurismo,
(pinturas, espectáculos, fotomontajes y escritos), el signo de una enérgica
protesta política contra la restauración de Weimar. Se crearon dos revistas, la
satírica «Die Pleite» fundadá por Grosz y «Der Dada».
Si todos tienen razón,
y si todas las píldoras son píldoras Pínk, tratemos de no tener razón. En general, se
cree poder explicar racionalmente con el pensamiento lo que se escribe. Todo
esto es relativo. El pensamiento es una bonita cosa para la filosofía, pero es
relativo. El psicoanálisis es una enfermedad dañina, que adormece las
tendencias anti reales del hombre y hace de la burguesía un sistema. No hay una Verdad definitiva. La dialéctica a una máquina divertida que nos ha
llevado de un modo bastante trivial a las opiniones que hubiéramos tenido de
otro modo. ¿Hay alguien que crea, mediante el refinamiento minucioso de la
lógica,, haber demostrado la verdad de sus opiniones? La lógica constreñida por
los sentidos es una enfermedad orgánica. A este elemento los filósofos se
complacen en añadir el poder de observación. Pero justamente esta magnífica
cualidad del espíritu es la prueba de su impotencia. Se observa, se mira desde uno o
varios puntos de vista y se elige un determinado punto entre millones de ellos
que igualmente existen. La experiencia también es un resultado del azar y de las facultades individuales.
La ciencia me repugna desde el momento en que se transforma en sistema
especulativo y pierde su carácter de utilidad, que, aun siendo inútil, es, sin
embargo, individual. Yo odio la crasa objetividad y la armonía, esta ciencia
que haya que todo está en orden: continuad, muchachos, humanidad . . . La
ciencia nos dice que somos los servidores de la naturaleza: Todo está en orden,
haced el amor y rompeos la cabeza; continuad, muchachos, hombres, amables
burgueses, periodistas vírgenes… Yo estoy contra los sistemas: el único sistema
todavía aceptable es el de no tener sistemas. Completarse, perfeccionarse en nuestra pequeñez hasta colmar el vaso de
nuestro yo, valor para combatir en pro y en contra del pensamiento, misterio de
pan, desencallamiento súbito de una hélice infernal hacia lirios baratos.
Pintura
Merz 32 A (El cuadro de las cerezas), 1932, Kurt
Schwitters, (Nueva York, The Museum of Modern Art)
Las principales características
del dadaísmo son las siguientes:
·
Es considerado un movimiento
antiartístico y antipoético.
·
Rompe con los parámetros
tradicionales de las artes y la literatura.
·
Se aplica por primera vez
técnicas no convencionales en el arte como el fotomontaje y el collage.
·
Fue considerado un estilo de
vida.
·
Mostró una actitud irrespetuosa
que apoyaba el anarquismo y el pensamiento ilógico e irracional.
·
Los dadaístas tenían gusto por el
caos, el azar, el escándalo y el desorden.
·
Sus expresiones artísticas se
basaban en la espontaneidad e irreverencia.
·
El contenido de las obras es
irónico y agresivo.
·
Aborreció los valores de la
burguesía, por eso buscaba escandalizarla.
·
Mostró oposición al entorno y a
la estructura social.
·
Movimiento artístico que partía
de lo absurdo.
·
Exponía el rechazo a las
manifestaciones políticas y nacionalistas.
·
Dio origen, posteriormente, al
movimiento artístico del Surrealismo.
La
espontaneidad dadaísta
Yo llamo
amíquémeimportismo a una manera de vivir en la que cada cual conserva sus
propias condiciones respetando, no obstante, salvo en caso de defensa, las
otras individualidades, el twostep que se convierte en himno nacional, las
tiendas de antigüallas, el T.S.H., el teléfono sin hilos, que transmite las
fugas de Bach, los anuncios luminosos, los carteles de
prostíbulos, el órgano que difunde claveles para el buen Dios y todo esto, todo
junto, y realmente sustituyendo a la fotografía y al catecismo unilateral.
Construcción
para mujeres nobles, 1919, Kurt Schwitters, (Los Ángeles, Los
Ángeles County Museum of Art)
La simplicidad
activa.
La impotencia para
discernir entre los grados de claridad: lamer la penumbra y flotar en la gran
boca llena de miel y de excrementos. Medida con la escala de lo Eterno, toda acción es vana (si dejamos que el pensamiento corra una aventura cuyo resultado
sería infinitamente grotesco; dato, también éste, importante para el
conocimiento de la humana impotencia). Pero si la vida es una pésima farsa sin fin ni parto inicial, y como creemos salir
de ella decentemente como crisantemos lavados, proclamamos el arte como única
base de entendimiento. No importa que nosotros, caballeros del espíritu, le
dediquemos desde siglos nuestros refunfuños. El arte no aflige a nadie y a
aquellos que sepan interesarse por el recibirán, con sus caricias, una buena
ocasión de poblar el país con su conservación. El arte es algo privado y el
artista lo hace para sí mismo; una obra comprensible es el producto de
periodistas.
Y me gusta mezclar en
este momento con tal monstruosidad los colores al óleo: un tubo de papel de
plata, que, si se aprieta, vierte automáticamente odio, cobardía, y villanía.
EL artista, el poeta aprecia el
veneno de la masa condensada en un jefe de sección de esta industria. Es feliz
si se le insulta: eso es como una prueba de su coherencia. El autor, el artista
elogiado por los periódicos, comprueba la comprensibilidad de su obra:
miserable forro de un abrigo destinado a la utilidad pública: andrajos que
cubren la brutalidad, meadas que colaboran al calor de un animal que incuba sus
bajos instintos, fofa a insípida carne que se multiplica con la ayuda de los
microbios tipográficos. Hemos tratado con dureza nuestra inclinación a las lágrimas.
Toda filtración de esa naturaleza no es más que diarrea almibarada. Alentar un
arte semejante significa diferirlo. Nos hacen falta obras fuertes, rectas,
precisas y, más que nunca, incomprensibles. La lógica es una complicación.
La lógica siempre es falsa. Ella guía los hilos de las nociones, las palabras
en su forma exterior hacia las conclusiones de los centros ilusorios. Sus
cadenas matan, minirapodo gigante que asfixia a la independencia. Ligado a la
lógica, el arte viviría en el incesto, tragándose su propia cola, su cuerpo,
fornicando consigo mismo, y el genio se volvería una pesadilla alquitranada de
protestantismo, un monumento, una marcha de intestinos grisáceos y pesados.
Parada
amorosa, 1917, Francis Picabia, (Colección
particular)
Pero la soltura, el
entusiasmo y la misma alegría de la injusticia, esa pequeña verdad que nosotros
practicamos con inocencia y que nos hace bellos (somos sutiles, nuestros dedos
son maleables y resbalan como las ramas de esta planta insinuante y casi
liquida) caracterizan nuestra alma, dicen los cínicos. También ese es un punto
de vista, pero no todas las flores, por fortuna, son sagradas, y lo que hay de
divino en nosotros es el comienzo de la acción antihumana. Se trata, aquí, de
una flor de papel para el ojal de los señores que frecuentan el baile de
disfraces de la vida, cocina de la gracia, con blancas primas agiles o gordas.
Esta gente comercio con lo que hemos desechado. Contradicción y unidad de las
estrellas polares en un solo chorro pueden ser verdad, supuesto que alguien
insista en pronunciar esta banalidad, apéndice de una moralidad libidinosa y
maloliente. La moral consume, como todos los azotes de la inteligencia. El
control de la moral y de la lógica nos han impuesto la impasibilidad ante los
agentes de policía, causa de nuestra esclavitud, pútridas ratas de las que está
repleto el vientre de la burguesía, y que han infectado los únicos corredores
de nítido y transparente cristal que aún seguían abiertos a los artistas.
Todo hombre debe
gritar. Hay una gran tarea destructiva,
negativa por hacer. Barrer, asear. La plenitud del individuo se afirma a continuación de un
estado de locura, de locura agresiva y completa de un mundo confiado a las
manos de los bandidos que se desgarran y destruyen los siglos. Sin fin ni
designio, sin organización: la locura indomable, la descomposición. Los
fuertes sobrevivirán gracias a su voz vigorosa, pues son vivos en la defensa.
La agilidad de los miembros y de los sentimientos flamea en sus flancos
prismáticos.
Udnie,
1913, Francis Picabia, (París, Centra Pompidou). Aquí, Picabia
desarrolla un proceso de disolución formal que roza la abstracción. Con su pintura, pretende sugerir
sensaciones difíciles de expresar de un modo figurativo, como la armonía de la
música y de la danza. El personaje representado es Udnie, cuyo nombre aparece
en la parte superior del cuadro. Se trata de una bailarina que el artista había
conocido durante un viaje transatlántico a Estados Unidos. Fascinado por los
espectáculos de baile un poco atrevidos de la joven artista (arrestada por otro
lado durante una gira por América), Picabia le dedica, ya antes de su llegada a
Nueva York, una serie de guaches y acuarelas.
La moral ha
determinado la caridad y la piedad, dos bolas de sebo que han crecido,
como elefantes, planetas, y que, aun hoy, son consideradas válidas. Pero la
bondad no tiene nada que ver con ellas. La bondad es lucida, clara y decidida,
despiadada con el compromiso y la política. La moralidad es como una infusión
de chocolate en las venas de los hombres. Esto no fue impuesto por una fuerza
sobrenatural, sino por los trusts de los mercaderes de ideas, por los
acaparadores universitarios. Sentimentalidad: viendo un grupo de hombres que se
pelean y se aburren, ellos inventaron el calendario y el medicamento de la
sabiduría. Pegando etiquetas se desencadeno la batalla de los filósofos
(mercantilismo, balanza, medidas meticulosas y mezquinas) y por segunda vez se
comprendió que la piedad es un sentimiento, como al diarrea en relación con el
asco que arruina la salud, que inmunda tarea de carroñas para comprometer al
sol.
Yo proclamo la oposición de todas las
facultades cósmicas a tal blenorragia de pudrido sol salido de las fábricas del
pensamiento filosófico, y proclamo la lucha encarnizada con todos los medios
del asco dadaista.
Toda forma de asco
susceptible de convertirse en negación de la familia es Dada; la protesta a
puñetazos de todo el ser entregado a una acción destructiva es Dada; el
conocimiento de todos los medios hasta hoy rechazados por el pudor sexual, por
el compromiso demasiado cómodo y por la cortesía es Dada; la abolición de la lógica, la danza de los
impotentes de la creación es Dada; la abolición de la lógica, la danza de los
impotentes de la creación es Dada; la abolición de toda jerarquía y de toda
ecuación social de valores establecida entre los siervos que se hallan entre
nosotros los siervos es Dada; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos
y las oscuridades, las apariciones y el choque preciso de las líneas paralelas
son medios de lucha Dada; abolición de la memoria: Dada; abolición del futuro: Dada; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la
espontaneidad: Dada; salto elegante y sin prejuicios de una armonía a otra
esfera; trayectoria de una palabra lanzada como un disco, grito sonoro; respeto
de todas las individualidades en la momentánea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma. Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.
de todas las individualidades en la momentánea locura de cada uno de sus sentimientos, serios o temerosos, tímidos o ardientes, vigorosos, decididos, entusiastas; despojar la propia iglesia de todo accesorio inútil y pesado; escupir como una cascada luminosa el pensamiento descortés o amoroso, o bien, complaciéndose en ello, mimarlo con la misma identidad, lo que es lo mismo, en un matorral puro de insectos para una noble sangre, dorado por los cuerpos de los arcángeles y por su alma. Libertad: DADA, DADA, DADA, aullido de colores encrespados, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: LA VIDA.
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