martes, 10 de diciembre de 2019

El material del siglo XX

El material del siglo XX

El cemento ha sido uno de los protagonistas en la arquitectura del siglo XX y en el museo se explica su historia y evolución



El museo está preparado para las visitas de los niños. /JOSÉ MARI LÓPEZ/
El museo está preparado para las visitas de los niños. /JOSÉ MARI LÓPEZ
Túneles, puentes, rascacielos, viaductos, escultura en hormigón... Todas las obras de arte del siglo XX tienen una extrecha relación con el hormigón, un material versátil y resistente ligado a las obras más importantes del siglo. El cemento es una materia trascendental en nuestra sociedad y civilización.
El hormigón ha sido capaz de cambiar nuestro planeta siendo un invento muy reciente. Se pueden hacer muchas preguntas acerca de este tema y para poder responderlas a todas, simplemente basta con ir a visitar el Museum Cemento Rezola.
El museo tiene un objetivo claro: incrementar el conocimiento acerca de esta industria como un paso más para recordar su contribución social. Por otro lado, trata de hacer un homenaje a los creadores de Cementos Rezola, así como a todos aquellos que se dedicaron a esta industria y llevar la empresa a una de las más importantes en su sector.
El museo cuenta con diferentes sectores. En la primera, con la que se comienza la visita al museo, se cuenta la historia del cemento. En el segundo se explica el proceso de fabricación del cemento, donde se puede observar la trituración, dosificación y molienda de las materias primas. En otro de los sectores se explica la aplicación del cemento en la ingeniería, en la arquitectura y en el arte, donde el cemento ha sido un elemento muy importante debido a su gran versatilidad y resistencia. En el cuarto sector se analiza la relación entre el cemento y el medio ambiente, el cual pone en relieve la contribución de las empresas cementeras en la eliminación de residuos generados por otras industrias. Por último, se da cuenta de la industria ligada al apellido Rezola, en el que se muestra el talante emprendedor de su fundador, José María Rezola, y la evolución de la empresa.
El museo ofrece una serie de visitas guiadas con una información didáctica entretenida y servicios educativos con dos talleres didácticos. Uno de ellos, bajo el nombre de es un juego infantil que recorre la vivienda del ser humano desde la caverna hasta hoy en día. El otro, con el nombre , es un taller de sensibilización y recuperación de la memoria industrial protagonizado por personas de la tercera edad.

Ver las imágenes de origenResultado de imagen de arte aceroPor su parte el acero — aleación de hierro y carbono susceptible de adquirir propiedades muy variadas en función de los tratamientos mecánicos y térmicos a que se someta— ha sido, en su fabricación y aplicación, una constante en la cultura. Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando el empleo de gigantescas estructuras metálicas revela insospechadas propiedades estéticas en la aplicación del acero en las artes. La pureza de líneas de las grandes construcciones de metal (torres, puentes, viaductos), desprovistos de adornos superfluos, despertó el interés de los artistas que iniciaron sus investigaciones en diseño de grandes escaleras (Instituto de la Siderurgia, en Saint-Germain-en-Laye, obra del arquitecto Coulon) y de la disposición de vanos (Pabellón Suizo de la Ciudad Universitaria de París, por Le Corbusier). En la industria del mueble ha sido crucial su aplicación: aunque empleado desde el siglo XVIII, han variado numerosas nociones de diseño, quizás sobre todo a partir de la silla “Breuer”, de La Bauhaus, de 1925. En sus múltiples variedades y, en especial, el inoxidable, es un elemento asiduo en la arquitectura y el mobiliario de nuestro siglo. El acero, junto con el vidrio, escribe Benjamin: “han creado espacios en los que resulta difícil dejar huellas”, a diferencia de lo que ocurría en l’intérieur burgués del XIX, cuyo mobiliario a base de almohadones, cortinajes, maderas y terciopelos creaban un Salustiano Fernández Arte y Tecnología en el Siglo XX 16 Parte de una vidriera de la iglesia de St. Cuthbert, en Edimburgo, de TIFFANY Sede de la Bauhaus en Dessau, diseñada por GROPIUS ámbito afelpado en el que las huellas de sus habitantes formaban parte sustancial e inseparable del propio escenario habitado. C\ También el vidrio forma parte de la arquitectura moderna. Verdad es que siempre fue así, y las vidrieras de las grandes catedrales serán por siempre un ejemplo sin igual. La vidriera como tal se recupera en la arquitectura del XIX: los arquitectos medievalistas, seguidores de Violet-Le-Duc, en su afán de restaurar edificios góticos, reconstruyeron las vidrieras con productos de su época, frecuentemente deleznables.
Resultado de imagen de arte acero
 A fines de ese siglo, el art nouveau puso otra vez de moda en la arquitectura las vidrieras coloreadas, creando diseños realmente originales —así, por ejemplo, las de la Casa Lis, en Salamanca, o las de Tiffany para la iglesia de St. Cuthbert, en Edimburgo—. Para ellas realizaron cartones artistas como Toulousse-Lautrec, Vuillard,... Entre las producciones contemporáneas de mayor interés destacan las de Léger para Audincourt, las de Chagall para la sinagoga del centro médico de Jerusalén y las de Matisse para la capilla de los dominicos de Vence. Pero al margen del fastuoso cristal decorado —en cualquiera de las tendencias de nuestro siglo— ha de tenerse también en cuenta la función de ciertos vidrios en fachadas y revestimientos, paramentos exteriores e interiores, siendo especialmente significativos los antisolares, que al utilizar óxidos de metales pesados, como hierro o níquel, impiden el paso de una fracción determinada de la radiación solar, y el vidrio atérmico, de color azul verdoso, transparente a la luz visible y muy absorbente del infrarrojo. Ambos se utilizan en fachadas que poseen grandes superficies acristaladas, para amortiguar la iluminación y evitar un excesivo calentamiento interior. Salustiano Fernández Arte y Tecnología en el Siglo XX 17 J. P. OUD, Casas en hilera, 1920 Analizados someramente los materiales de construcción de nuestro siglo, veamos cómo han conjugado sus peculiaridades algunas tendencias arquitectónicas.  
Resultado de imagen de arte vidrioEs en la segunda mitad del siglo XIX cuando el empleo de gigantescas estructuras metálicas revela insospechadas propiedades estéticas en la aplicación del acero en las artes. La pureza de líneas de las grandes construcciones de metal (torres, puentes, viaductos), desprovistos de adornos superfluos, despertó el interés de los artistas que iniciaron sus investigaciones en diseño de grandes escaleras (Instituto de la Siderurgia, en Saint-Germain-en-Laye, obra del arquitecto Coulon) y de la disposición de vanos (Pabellón Suizo de la Ciudad Universitaria de París, por Le Corbusier). En la industria del mueble ha sido crucial su aplicación: aunque empleado desde el siglo XVIII, han variado numerosas nociones de diseño, quizás sobre todo a partir de la silla “Breuer”, de La Bauhaus, de 1925. En sus múltiples variedades y, en especial, el inoxidable, es un elemento asiduo en la arquitectura y el mobiliario de nuestro siglo. El acero, junto con el vidrio, escribe Benjamin: “han creado espacios en los que resulta difícil dejar huellas”, a diferencia de lo que ocurría en l’intérieur burgués del XIX, cuyo mobiliario a base de almohadones, cortinajes, maderas y terciopelos creaban un Salustiano Fernández Arte y Tecnología en el Siglo XX 16 Parte de una vidriera de la iglesia de St. Cuthbert, en Edimburgo, de TIFFANY Sede de la Bauhaus en Dessau, diseñada por GROPIUS ámbito afelpado en el que las huellas de sus habitantes formaban parte sustancial e inseparable del propio escenario habitado.

 También el vidrio forma parte de la arquitectura moderna. Verdad es que siempre fue así, y las vidrieras de las grandes catedrales serán por siempre un ejemplo sin igual. La vidriera como tal se recupera en la arquitectura del XIX: los arquitectos medievalistas, seguidores de Violet-Le-Duc, en su afán de restaurar edificios góticos, reconstruyeron las vidrieras con productos de su época, frecuentemente deleznables. A fines de ese siglo, el art nouveau puso otra vez de moda en la arquitectura las vidrieras coloreadas, creando diseños realmente originales —así, por ejemplo, las de la Casa Lis, en Salamanca, o las de Tiffany para la iglesia de St. Cuthbert, en Edimburgo—.

Resultado de imagen de arte vidrioPara ellas realizaron cartones artistas como Toulousse-Lautrec, Vuillard,... Entre las producciones contemporáneas de mayor interés destacan las de Léger para Audincourt, las de Chagall para la sinagoga del centro médico de Jerusalén y las de Matisse para la capilla de los dominicos de Vence. Pero al margen del fastuoso cristal decorado —en cualquiera de las tendencias de nuestro siglo— ha de tenerse también en cuenta la función de ciertos vidrios en fachadas y revestimientos, paramentos exteriores e interiores, siendo especialmente significativos los antisolares, que al utilizar óxidos de metales pesados, como hierro o níquel, impiden el paso de una fracción determinada de la radiación solar, y el vidrio atérmico, de color azul verdoso, transparente a la luz visible y muy absorbente del infrarrojo. Ambos se utilizan en fachadas que poseen grandes superficies acristaladas, para amortiguar la iluminación y evitar un excesivo calentamiento interior. Salustiano Fernández Arte y Tecnología en el Siglo XX 17 J. P. OUD, Casas en hilera, 1920 Analizados someramente los materiales de construcción de nuestro siglo, veamos cómo han conjugado sus peculiaridades algunas tendencias arquitectónicas. construcciones de metal (torres, puentes, viaductos), desprovistos de adornos superfluos, despertó el interés de los artistas que iniciaron sus investigaciones en diseño de grandes escaleras (Instituto de la Siderurgia, en Saint-Germain-en-Laye, obra del arquitecto Coulon) y de la disposición de vanos (Pabellón Suizo de la Ciudad Universitaria de París, por Le Corbusier). En la industria del mueble ha sido crucial su aplicación: aunque empleado desde el siglo XVIII, han variado numerosas nociones de diseño, quizás sobre todo a partir de la silla “Breuer”, de La Bauhaus, de 1925. En sus múltiples variedades y, en especial, el inoxidable, es un elemento asiduo en la arquitectura y el mobiliario de nuestro siglo. El acero, junto con el vidrio, escribe Benjamin: “han creado espacios en los que resulta difícil dejar huellas”, a diferencia de lo que ocurría en l’intérieur burgués del XIX, cuyo mobiliario a base de almohadones, cortinajes, maderas y terciopelos creaban un Salustiano Fernández Arte y Tecnología en el Siglo XX 16 Parte de una vidriera de la iglesia de St. Cuthbert, en Edimburgo, de TIFFANY Sede de la Bauhaus en Dessau, diseñada por GROPIUS ámbito afelpado en el que las huellas de sus habitantes formaban parte sustancial e inseparable del propio escenario habitado. C\ También el vidrio forma parte de la arquitectura moderna. Verdad es que siempre fue así, y las vidrieras de las grandes catedrales serán por siempre un ejemplo sin igual. La vidriera como tal se recupera en la arquitectura del XIX: los arquitectos medievalistas, seguidores de Violet-Le-Duc, en su afán de restaurar edificios góticos, reconstruyeron las vidrieras con productos de su época, frecuentemente deleznables. A fines de ese siglo, el art nouveau puso otra vez de moda en la arquitectura las vidrieras coloreadas, creando diseños realmente originales —así, por ejemplo, las de la Casa Lis, en Salamanca, o las de Tiffany para la iglesia de St. Cuthbert, en Edimburgo—. Para ellas realizaron cartones artistas como Toulousse-Lautrec, Vuillard,... Entre las producciones contemporáneas de mayor interés destacan las de Léger para Audincourt, las de Chagall para la sinagoga del centro médico de Jerusalén y las de Matisse para la capilla de los dominicos de Vence. Pero al margen del fastuoso cristal decorado —en cualquiera de las tendencias de nuestro siglo— ha de tenerse también en cuenta la función de ciertos vidrios en fachadas y revestimientos, paramentos exteriores e interiores, siendo especialmente significativos los antisolares, que al utilizar óxidos de metales pesados, como hierro o níquel, impiden el paso de una fracción determinada de la radiación solar, y el vidrio atérmico, de color azul verdoso, transparente a la luz visible y muy absorbente del infrarrojo. Ambos se utilizan en fachadas que poseen grandes superficies acristaladas, para amortiguar la iluminación y evitar un excesivo calentamiento interior. Salustiano Fernández Arte y Tecnología en el Siglo XX 17 J. P. OUD, Casas en hilera, 1920 Analizados someramente los materiales de construcción de nuestro siglo, veamos cómo han conjugado sus peculiaridades algunas tendencias arquitectónicas. 

http://mimosa.pntic.mec.es/~sferna18/materiales/salus/ARTE_Y_TECNOLOGIA_EN_EL_SIGLO_XX.pdf

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